El sector agrario enfrenta cambios significativos y desafíos estructurales en España, reflejados en la pérdida de explotaciones y en la desigualdad de género dentro de la actividad agropecuaria. Dos recientes informes analizan estos fenómenos, poniendo de manifiesto la necesidad de adoptar medidas urgentes para garantizar la sostenibilidad y la inclusión.
El Reto del Relevo Generacional
Según datos de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (ASAJA) en León, el 80% de los autónomos que abandonaron su actividad en 2024 pertenecían al sector agrícola, ganadero o forestal. Este dato resulta alarmante si se considera que el total de cotizantes agrarios cayó un 2,93% en el último año, mientras que la disminución general entre autónomos de la provincia fue de solo el 0,66%. La baja rentabilidad de las explotaciones y la necesidad de redimensionarlas hacen que sea difícil para los jóvenes tomar el relevo. La falta de acceso a tierras y pastos suficientes impide que las explotaciones sean económicamente viables.
En contraste, el empleo asalariado en el campo muestra una tendencia positiva, con un incremento del 6,6% en el último año. Esto se debe a la consolidación de explotaciones más grandes que requieren más mano de obra. Sin embargo, este crecimiento no compensa la desaparición de pequeñas y medianas explotaciones, lo que podría tener implicaciones negativas para el tejido social y económico de las zonas rurales.
La Desigualdad de Género en el Campo
El informe “Ser mujer rural en Aragón 2010-2023” destaca las desigualdades persistentes en el sector. Solo el 23% de las explotaciones agrarias tienen a mujeres como titulares, y apenas el 6% de la industria agroalimentaria está a nombre de una mujer. La representación femenina es incluso menor en las explotaciones de mayor tamaño, mientras que predomina en las más pequeñas o en aquellas “sin tierra”, como las ganaderas.
A pesar de este panorama, hay signos de cambio. El porcentaje de mujeres que solicitan ayudas para incorporarse al sector o modernizar sus explotaciones ha crecido, pasando del 17,42% al 19,44% entre 2010 y 2023. Además, las mujeres representan el 40% de los beneficiarios del programa Leader, enfocado en el desarrollo rural.
No obstante, la brecha salarial entre hombres y mujeres sigue siendo un problema. Las mujeres ganan, en promedio, un 5,72% menos que los hombres en contratos indefinidos y un 7,19% menos en temporales. Aunque esta diferencia se ha reducido en los últimos años, queda mucho por hacer para lograr la igualdad.
Reflexiones Finales
La sostenibilidad del sector agrario depende en gran medida de abordar dos retos principales: garantizar el relevo generacional y fomentar la inclusión de las mujeres. Es esencial crear políticas que faciliten el acceso a tierras y recursos, al mismo tiempo que se promueve la titularidad compartida y se reduce la brecha de género. La modernización de las explotaciones, combinada con iniciativas de formación y apoyo, podría ser la clave para revitalizar el sector y asegurar su futuro.
En un contexto de creciente demanda por alimentos sostenibles y locales, el sector agrario tiene una oportunidad única para reinventarse. La inclusión de mujeres y jóvenes no solo enriquecería la diversidad del campo, sino que también podría marcar la diferencia en la supervivencia de las explotaciones agrarias y la vitalidad de las comunidades rurales.